La torre del telégrafo de Torrelodones

En septiembre de 1844, siendo reina de España Isabel II y Director General de Caminos D. Manuel Varela y Limia se decidió dar un impulso a la red de telegrafía óptica con la que se pretendía unir Madrid con todas las capitales de provincia.

La línea de telegrafía óptica de Castilla

La primera línea prevista en la red, debía unir la capital con Irún mediante 52 torres que pasaban por La Granja, Segovia, Valladolid, Palencia, Burgos, Vitoria, Tolosa y San Sebastián.

La primera torre estuvo situada inicialmente en el cuartel de Conde Duque. La segunda en Aravaca (desaparecida). La tercera en Las Rozas (desaparecida en la Guerra Civil).

La cuarta torre de telegrafía óptica de la línea de Castilla es la de Torrelodones

Está -muy abandonada- en una finca privada en el monte de Los Ángeles sobre la autopista.

La quinta torre -rehabilitada en 2008- es visitable y está en Monte Redondo en Moralzarzal. La sexta, última en la Comunidad de Madrid, estuvo en el Alto del León.

La torre del telégrafo de Torrelodones (también llamada de «las Tejoneras» o «Navalapiedra») entró en servicio en 1845 y vino a sustituir otra -ahora en ruinas- en Hoyo de Manzanares (torre del Monte del Estepar) de la línea original que comunicaba Madrid con el Palacio de La Granja.

El proyecto de la Línea de Castilla fue uno de los más importantes de su tiempo. Las torres eran edificios militares de tres plantas con un diseño «estandarizado»: tenían 7 metros de lado y 12 de alto. En la cubierta se instalaba el telégrafo óptico ideado por J. María Mathé. El acceso estaba situado en la primera planta para dificultar la entrada. Eran torres de defensa.

La puerta de acceso, cómo se puede ver en la torre de Moralzarzal, estaba situada en la primera planta.

En cada torre trabajaban hasta cuatro personas que se ocupaban de repetir los mensajes de la torre anterior (Las Rozas) o posterior (Moralzarzal).

El sistema de comunicación era realmente eficaz. Un mensaje podía llegar de Madrid a Burgos en menos de media hora.

Siendo «alta tecnología de la época» solo estuvo funcionando 10 años.

En 1854 entró en servicio la línea de telegrafía eléctrica entre Madrid e Irún haciéndola innecesaria.

La torre de Torrelodones se ha conservado gracias a que se adaptó pronto cómo vivienda. Como puedes ver en las fotos, se modificó el diseño original. Ahora tiene la puerta de acceso en la planta baja, ventanas en los pisos y un tejado a cuatro aguas en la cubierta en la que estuvo instalado el telégrafo de Mathé.

Si te interesa conocer un poco más de las torres del telégrafo óptico te recomiendo que visites la página de Conocer Moralzarzal en la que explican el proceso de rehabilitación de la torre de telegrafía óptica de Monterredondo y el funcionamiento del sistema ideado por Mathé.